FIL 2006: Fontanarrosa es un catrín "empadillado"
de la lista Rebrote
El dibujante reconoció la humildad que caractreriza a los argentinos: Es un premio merecidísimo, dijo
GUADALAJARA.- Boogie el Aceitoso e Inodoro Pereyra el Renegado, dieron muestra ayer de por qué su creador, Roberto Fontanarrosa, se hizo merecedor de La Catrina. En un video dirigido por Arnulfo Velasco, coordinador del quinto Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, se mostraron los motivos del homenaje. Agradezco que en la película se hayan eliminado escenas de mis desnudos artísticos a través de mi vida privada. Consideremos que hay mujeres y niños también, dijo el argentino en un tono serio que mostró la ironía y acidez que lo caracterizó a lo largo de la ceremonia de homenaje.
Luego de recibir la escultura, dedicó la presea a Gabi, su esposa, un gesto que averonzaría a Boogie, porque lo vería como una mariconería, a lo que agregó que cuando regrese a Rosario (Argentina), buscará a Fito Páez. Le contaré que en México soy mejor recibido que él. También le hablaré del grado de simetría que tienen los mexicanos... Me han puesto a un Padilla López de cada lado, dijo al referirse a José Trinidad y Raúl, rector de la UdeG y presidente de la FIL, respecticamente. No sólo soy una Catrina, también soy uno de los primeros empadillados.
Como parte del agradecimiento al país, Roberto Fontanarrosa comentó que avizora una nueva época de oro del muralismo en México. Deberían aprovechar esta nueva pared que está poniendo Estados Unidos en su frontera.
Recordó que en su infancia, entre los libros de la biblioteca que tenían en casa, le llamaba mucho la atención uno con calaveras de José Guadalupe Posada. Ejercían una formidable atracción esos dibujos oscuros y a la vez llenos de humor. En ese tiempo iniciaba mi germen de los dibujos, y por lo tanto ponía atención en los trazos de músculos y huesos del artista guanajuatense. Con el tiempo, me di cuenta de que Guadalupe Posada no era mujer... Lo mismo pasó con Saramago. Al verlo en el hotel estuve convencido.
Luego de bromear acerca de que el premio pesaba tanto que por eso fue de lo único que no se lo llevó Hernán Cortés y de que llegó a Guadalajara sin saber que el homenaje no incluía un premio en efectivo, admitió sentirse sobrepasado por el cariño recibido. Nos seguimos viendo y espero que nos sigamos riendo todos juntos, dijo, para después recibir casi cinco minutos de aplausos con el canto de oeeee-oeeee que recibiría un jugador de futbol después de un partido bien jugado.
Se reúnen tres leyendas
Antes del homenaje a Fontanarrosa, éste se unió a dos homenajeados con La Catrina en años anteriores. Sergio Aragonés y Rius estuvieron en una mesa titulada Charla entre catrines, donde Melina Gatto fungió como moderadora.
Sin definir un tema a tratar, los tres caricaturistas divagaron y cayeron en temas relacionados con el oficio, donde el humor fue el elemento constante, así como las referencias burlonas que mostraron la relación afectiva que existe entre ellos y el gran ausente. Y ya que no está, ¿por qué no hablamos mal de Quino, propuso en algún momento Fontanarrosa.
Después de hablar de aprobar la participación de las mujeres en la caricatura y la historieta y de referirse al profesionalismo que se necesita para integrarse al medio, Ruis habló de la dificultad de definir qué es lo que son: cuando me siento frente a un cuestionario, el renglón que sigue al de sexo -donde siempre pongo grande- es ocupación. Entonces no sé qué decir. Si pongo monero, creerán que adiestro changos; si pongo humorista gráfico, nadie sabe qué es eso, y mis amigos dicen: pon lo que eres, genio. Pero nadie me lo cree.
A lo anterior, Fontanarrosa contó una anécdota donde Quino y él viajarían juntos. Nos dieron un cuestionario de esos para salir. Al ver ocupación, Quino me preguntó: ¿Y vos qué ponés? No supimos y mejor no viajamos. Después de las risas, constantes a lo largo de la charla, preguntó a Rius si realmente el mundo está pendiente de lo que son. Yo siempre pongo algo diferente: contador, abogado, arquitecto, pero nadie me ha dicho nada, respondió Sergio Aragonés.
Los tres coincidieron en lo que la tecnología puede ayudar al dibujo, pero lo que no ha podido suplir una computadora es la generación de ideas.
La conversación se abrió al público, de donde surgió una pregunta para la que los catrines fueron unánimes. ¿Qué necesitan los caricaturistas para serlo?, preguntó alguien. Ser sexi, dijo Aragonés. Eso. La belleza física. Lo demás es superfluo, secundó Fontanarrosa.http://www.informador.com.mx/informador/modules/xfsection/article.php?articleid=33769
GUADALAJARA.- Boogie el Aceitoso e Inodoro Pereyra el Renegado, dieron muestra ayer de por qué su creador, Roberto Fontanarrosa, se hizo merecedor de La Catrina. En un video dirigido por Arnulfo Velasco, coordinador del quinto Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, se mostraron los motivos del homenaje. Agradezco que en la película se hayan eliminado escenas de mis desnudos artísticos a través de mi vida privada. Consideremos que hay mujeres y niños también, dijo el argentino en un tono serio que mostró la ironía y acidez que lo caracterizó a lo largo de la ceremonia de homenaje.
Luego de recibir la escultura, dedicó la presea a Gabi, su esposa, un gesto que averonzaría a Boogie, porque lo vería como una mariconería, a lo que agregó que cuando regrese a Rosario (Argentina), buscará a Fito Páez. Le contaré que en México soy mejor recibido que él. También le hablaré del grado de simetría que tienen los mexicanos... Me han puesto a un Padilla López de cada lado, dijo al referirse a José Trinidad y Raúl, rector de la UdeG y presidente de la FIL, respecticamente. No sólo soy una Catrina, también soy uno de los primeros empadillados.
Como parte del agradecimiento al país, Roberto Fontanarrosa comentó que avizora una nueva época de oro del muralismo en México. Deberían aprovechar esta nueva pared que está poniendo Estados Unidos en su frontera.
Recordó que en su infancia, entre los libros de la biblioteca que tenían en casa, le llamaba mucho la atención uno con calaveras de José Guadalupe Posada. Ejercían una formidable atracción esos dibujos oscuros y a la vez llenos de humor. En ese tiempo iniciaba mi germen de los dibujos, y por lo tanto ponía atención en los trazos de músculos y huesos del artista guanajuatense. Con el tiempo, me di cuenta de que Guadalupe Posada no era mujer... Lo mismo pasó con Saramago. Al verlo en el hotel estuve convencido.
Luego de bromear acerca de que el premio pesaba tanto que por eso fue de lo único que no se lo llevó Hernán Cortés y de que llegó a Guadalajara sin saber que el homenaje no incluía un premio en efectivo, admitió sentirse sobrepasado por el cariño recibido. Nos seguimos viendo y espero que nos sigamos riendo todos juntos, dijo, para después recibir casi cinco minutos de aplausos con el canto de oeeee-oeeee que recibiría un jugador de futbol después de un partido bien jugado.
Se reúnen tres leyendas
Antes del homenaje a Fontanarrosa, éste se unió a dos homenajeados con La Catrina en años anteriores. Sergio Aragonés y Rius estuvieron en una mesa titulada Charla entre catrines, donde Melina Gatto fungió como moderadora.
Sin definir un tema a tratar, los tres caricaturistas divagaron y cayeron en temas relacionados con el oficio, donde el humor fue el elemento constante, así como las referencias burlonas que mostraron la relación afectiva que existe entre ellos y el gran ausente. Y ya que no está, ¿por qué no hablamos mal de Quino, propuso en algún momento Fontanarrosa.
Después de hablar de aprobar la participación de las mujeres en la caricatura y la historieta y de referirse al profesionalismo que se necesita para integrarse al medio, Ruis habló de la dificultad de definir qué es lo que son: cuando me siento frente a un cuestionario, el renglón que sigue al de sexo -donde siempre pongo grande- es ocupación. Entonces no sé qué decir. Si pongo monero, creerán que adiestro changos; si pongo humorista gráfico, nadie sabe qué es eso, y mis amigos dicen: pon lo que eres, genio. Pero nadie me lo cree.
A lo anterior, Fontanarrosa contó una anécdota donde Quino y él viajarían juntos. Nos dieron un cuestionario de esos para salir. Al ver ocupación, Quino me preguntó: ¿Y vos qué ponés? No supimos y mejor no viajamos. Después de las risas, constantes a lo largo de la charla, preguntó a Rius si realmente el mundo está pendiente de lo que son. Yo siempre pongo algo diferente: contador, abogado, arquitecto, pero nadie me ha dicho nada, respondió Sergio Aragonés.
Los tres coincidieron en lo que la tecnología puede ayudar al dibujo, pero lo que no ha podido suplir una computadora es la generación de ideas.
La conversación se abrió al público, de donde surgió una pregunta para la que los catrines fueron unánimes. ¿Qué necesitan los caricaturistas para serlo?, preguntó alguien. Ser sexi, dijo Aragonés. Eso. La belleza física. Lo demás es superfluo, secundó Fontanarrosa.http://www.informad
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