Exposición de arte

domingo, enero 28, 2007

Admirado y discutido: a 30 años de su muerte, Quinquela sigue siendo polémico


Consagrada por la gente, su obra es acusada de ser populista y turística. Dejó escrito que a su museo sólo podían entrar pinturas que representen la realidad.
 
Cecilia Fiel ESPECIAL PARA CLARIN

La forma de pago era un cheque en blanco pero el pintor no aceptó; claro..., la obra en cuestión era su favorita, Crepúsculo en el astillero. Después vino la propuesta para que se quedara pintando a los trabajadores de las acerías y herrerías en las cercanías de Milán y él tampoco aceptó. Ambos pedidos venían de la mano del mismo hombre: Benito Mussolini. Según dicen, lo cautivó la forma en que Quinquela plasmó la vida del trabajo. Corría el año 1929.

A 30 años de su muerte, su obra sigue despertando polémica. Desde los comienzos su pintura estuvo centrada en la figura del trabajador, el cargador de bolsas subiendo y bajando del barco. Pasaron los años y la escena siguió siendo la misma. Así es que fueron dividiéndose las aguas: para algunos su obra fue representativa de un momento histórico; para otros fue una obra anquilosada en el tiempo.

Según el escultor Enio Iommi "la pintura de Quinquela es divertida, muy popular pero de ahí no pasa, siempre hace lo mismo, tiene su tema y sigue adelante". Para Iommi las típicas imágenes de Quinquela "no representan para nada el puerto de Buenos Aires" y explica: "El que conoció el puerto sabe que allí había una actividad muy importante, con estructuras fantásticas, los galpones y todo eso... Quinquela representó el barco con sus colores llamativos pero no el puerto".

Postura contraria es la del artista Raúl Lozza, fundador del Perceptismo: "Me gusta la obra de Quinquela, como una ventana abierta a una realidad". Lozza mantuvo algunas charlas con Quinquela, encuentros casuales: "Discutíamos que su pintura no era realidad pero él decía que sí porque se parecía a las cosas". Llevar la realidad a la tela pareció ser la preocupación del artista boquense. No obstante, Lozza destaca que la obra del artista boquense "es el primer paso hacia la pintura populista".

Pasó la abstracción de los años 30, los debates entre concretos y perceptistas de la década siguien te, sopló el informalismo, la neofiguración, la era del Di Tella y aunque el barrio ya no era el mismo, la imagen de La Boca no cambió. "Es el pintor para el turismo. Todos los turistas que vienen se quieren llevan su cuadro pero él no representa la cultura pictórica sino el populismo pictórico. La gran confusión de que si sos populista sos socialista y el populismo mata la cultura", sentencia Iommi.

A veces marginado por el discurso hegemónico de la historia del arte, "el artista conoció un modo infrecuente de legitimación: la consagración popular", dice Víctor Fernández, curador del Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín. Y quizás un hecho que ha contribuido a esto sea el que destaca la historiadora del arte María Teresa Constantin: "La acción solidaria fue, en la imaginería popular, la consagración definitiva de Quinquela".

En 1938 gracias a la donación del artista se abre el Museo de Bellas Artes de La Boca. En su testamento procuró dejar en claro que no aceptaba el ingreso del arte abstracto al museo, una forma de asegurar un arte popular. Escribió: "El director del Museo se obligará a mantener a éste dentro de la línea TRADICIONAL FIGURATIVA; es decir, deberá (el Museo) representar la realidad argentina, para difusión de la cultura popular y de los niños. Por lo tanto, no podrán ingresar obras abstractas o sus derivados, ni futurismos, ni tachismos u otros ismos, por haber ya en la capital Museo destinados a esas tendencias".

http://www.clarin.com/diario/2007/01/28/sociedad/s-05201.htm