Exposición de arte

lunes, noviembre 12, 2007

A dos años del adiós a Lucho Olivera

De la lista Rebrote

A dos años de su fallecimiento, recordamos a uno de los hacedores de "Nippur de Lagash" y al padre absoluto de "Gilgamesh, El Inmortal " (para muchos sus dos creaciones más emblemáticas): el querido correntino Ricardo "Lucho" Olivera.




Un día como hoy, hace dos años, a las 13.30 hs., Lucho, con sesenta y tres años, joven aún, estaba internado, pero queriendo regresar a su casa para sentirse contenido, acompañado por su íntimo desorden de papeles, de ideas, de garabatos, de guiones apretujados para el futuro... " para cuando haya tiempo". Lucho quería regresar a casa para rodearse de su universo de libros; de bustos; de retratos creados por él; de sus dibujos; de sus tomos ilustrados de armas, dinosaurios y atuendos del siglo XV; de fascículos con grabados que utilizara para decorar historietas como " Mi Nombre Entre los Bárbaros". Un día como hoy, hace dos años y algunos días, Lucho dibujaba su último Nippur para Rebrote, el que fuera publicado en la revista Cine Portátil Nº1 .




Nuestro querido Lucho, que publicara una ilustración por primera vez en la "Vea y Lea", allí donde escribía relatos de misterio el guionista, cuentista, ensayista y novelista Alfredo Julio Grassi, el hombre de los mil seudónimos. El que firmara portadas para "Frontera" y "Hora Cero", algunas expuestas en la Muestra 50/30 organizada por Mariano Chinelli.




Pero Lucho, no pudo regresar a su casa de la calle Austria, porque la enfermedad (que no quiso dar a conocer entonces, por temor a quedarse sin trabajo) que le ganaba batallas parciales, que habían comenzado hacía muchísimo tiempo, finalmente había sitiado su cuerpo. Pero perdura en nuestra memoria la huella que dejó el artista, el orfebre de gran parte de nuestra mayor historieta.




Y también estaba el Lucho Olivera escritor. Todo dibujante nos escribe en imágenes una historia, pero Lucho además de eso, escribía -y muy bien- en palabras. Un puñado de historietas y cuentos que alguna vez vamos a dar a conocer masivamente, lo revelan como un señor escritor.


Y todos sabermos de las bondades del sumerio inmortal, Gilgamesh, que desde Uruk hasta las estrellas nos hablaba con su voz de hombre cansado de la importancia de ser Humano, con nuestras falencias e inquietudes sobre toda otra posibilidad tecnológica.




Dibujante, pintor, guionista, pero por sobre todo era, con su voz serena, grave y melancólica, un excelente relator de sueños, algunos de los cuales pudimos conocer en el transcurso de innumerables comunicaciones telefónicas y charlas de bares, hasta mediados del 2005, poco antes de su partida.




Lucho era capaz de empezar una frase y enhebrar al mismo tiempo otra -al interlocutor lo desconcertaba- pero todo en pos de una idea-fuerza mayor. Y ahí nacía a veces la incomprension. " Lucho está loco" decían algunos. Su locura se llamaba en el Renacimiento "sed de conocimiento", y también inteligencia.



Lucho Olivera: hombre que nació en la mesopotamia Argentina, que escribió sobre los dos ríos de la mesopotamia antigua y navega ahora por el espacio de la memoria del Arte. Hace falta entonces que uno se interese por su obra para quedar enseguida admirado ante su imaginación sin fronteras.

Vaya, pues, nuestro recuerdo y nuestra profunda admiración como homenaje.


Un abrazo, Maestro.

Felipe Avila
Javier Ignacio Rago (Rolkiem)