René Goscinny, vida más allá de Astérix
Dicen los más versados que René Goscinny tuvo que caerse en alguna marmita llena de misteriosas pócimas alquímicas para justificar su derroche continuado de creatividad y talento. Quizás, quién sabe, una de sus creaciones más famosas, el bonachón y poderoso Obélix, estaba basado en alguna experiencia autobiográfica, pero incluso este paranormal origen de su ingenio no evitaría tener que reconocer en este pequeño francés de pelo ensortijado a uno de los grandes creadores de la historia del tebeo. Aunque para el gran público -sobre todo el español- su nombre está indisolublemente unido a Astérix, Goscinny es uno de los personajes más carismáticos de la historia del tebeo, ya sea como dibujante, guionista o editor.
Una poliédrica e incansable personalidad que sólo se puede comprender estudiando su ajetreada vida con detalle, intentando encontrar en su infancia y juventud pistas que ayuden a encajar las piezas de su vida adulta. Una labor minuciosa que Aymar de Chatenet y Christian Marmonnier han abordado en René Goscinny, los primeros pasos de un guionista visual. Frente al espectacular planteamiento visual, que podría hacer pensar en un mayor predominio del análisis superficial, los autores presentan una rigurosa y exhaustiva inmersión en el pasado del guionista, recuperando sus primeros dibujos de infancia en Argentina, sus trabajos en Estados Unidos y sus obras más conocidas gracias, en parte, a la colaboración de Anne Goscinny, que les ha ofreció acceder a los archivos de su padre.
Una aproximación que permite entender en su total extensión la creación y formación de un genio como René Goscinny (París 1926-1977). Su infancia y primeros años de juventud en Argentina le llevan a conocer uno de los momentos más brillantes de la historieta en ese país, conjugando una formación exquisita que se iniciaría con los clásicos de su país de nacimiento, como Les Pieds Nickles, para alcanzar la profusa presencia de clásicos de prensa americanos, desde Disney a Milton Caniff, pero sin olvidar nunca la indudable huella que le dejaría una de las obras cumbre del tebeo argentino: el Patoruzú de Dante Quinterno. Su habilidad casi innata para la caricatura será su carta de presentación para encontrar trabajo en Estados Unidos tras la I Guerra Mundial, donde se unirá a un grupo de autores que estará llamado a revolucionar el cómic americano: Harvey Kurtzman, Bill Elder, Jack Davis y Wally Wood, núcleo fundamental de la mítica MAD.
Una experiencia que se reflejará en su primera creación, Dick Dicks, un investigador neoyorquino que plasma la curiosa mezcla de influencias presentes en el autor. Paradójicamente, el gran éxito de Goscinny no le llegará como dibujante, sino como guionista y editor. En el primer caso, creando personajes tan recordados como Lucky Luke para el semanario Spirou, Iznogoud o Astérix, este último creado para una revista que estaba llamada a cambiar la forma de entender la historieta en Francia y que el propio Goscinny fundaría en 1959 y dirigiría: Pilote.
Gracias a su planteamiento eminentemente gráfico, el libro de Chatenet (coautor de Le dictionnarie Goscinny) y Marmonnier logra que el lector acceda plenamente a la labor de creación de una historieta y, en particular, al complejo trabajo de concepción de un guión de historieta. Los numerosos ejemplos de manuscritos que se presentan de las diferentes series que creó Goscinny son una perfecta guía para estudiar los diferentes acercamientos posibles al guión en la narrativa gráfica, desde el de estructura más clásica al esbozo mediante completos storyboards -que el guionista podía abordar gracias a su formación previa como dibujante-; sin olvidar, por supuesto, la propia personalidad del autor, que se concreta perfectamente en la exhaustiva documentación y escrupulosas indicaciones al dibujante.
A lo largo de la obra, 300 páginas a todo color divididas en once capítulos con 400 ilustraciones, podremos apreciar también las profundas diferencias que se derivan de trabajar para dibujantes dispares, siendo el ejemplo más representativo el del entendimiento casi instantáneo en su trabajo con Uderzo: guiones mucho más sencillos, donde se demuestra la plena confianza en que el dibujante captará a la perfección la puesta en escena imaginada por el guionista con apenas una pequeña descripción y, si acaso, algunas indicaciones de documentación. Según datos de la UNESCO, en 2007 era el 22º autor más traducido en todo el mundo.
Más que una cronología intensiva o un análisis detallado de todas las obras de Goscinny (que encontraremos en otras aproximaciones más académicas, como la realizada por Fabien Tillon en 2005 o los artículos de la publicación periódica sobre el autor Bulletin de la Librairie Goscinny), Los primeros pasos de un guionista genial es una excepcional oportunidad para entender la compleja línea de influencias que lleva a formar a un creador de historieta. -
Fuente: elpais.com
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