Exposición de arte

sábado, septiembre 01, 2007

El Wall Street Journal critica el uso del manga y el anime para promocionar a Japón

En un artículo publicado ayer mismo, día 31 de Agosto, Bianca Bosker, redactora del Wall Street Journal, criticaba la política japonesa de usar la imagen del manga y el anime para promocionar su imagen en los países extranjeros. Notablemente, centraba sus críticas en el Premio Internacional del Manga , recientemente entregado, y en los contenidos sexuales que según ella aparecen en buena parte de los mangas.
   
    Así, el primer premio del primer concurso internacional de manga estaba constituído por una visita de 10 días a Japón ofrecida por el gobierno japonés. demás recientemente se ha sabido que el Ministro de Asuntos Exteriores tiene intención de crear un programa de Embajadores del Anime para aumentar el interés del público extranjero hacia el anime. Esto podría costar alrededor de 20 millones de yens (casi 127 mil euros) al año al gobierno japonés.
   
    Sin embargo, Bianca Bosker hace hincapié en que mientras el gobierno se apoya en este exitoso mercado, su contenido es malsano para una campaña de relaciones públicas. La redactora cree que el problema puede estar en la naturaleza altamente sexual del material, que en ocasiones llega incluso a la ilegalidad, resaltando que este año se han incautado 13 mangas, entre los que destacan títulos como Violame con mi Uniforme de Instituto o Banquete de Pedófilos 2. Los mangas incautados fueron clasificados como dañinos por parte de la prefectura de Kyoto, pues incluían escenas de sexo violentas protagonizados por niñas de 13 años.
   
    Según Bianca Bosker, el anime y el manga también transmiten una imagen negativa de la vida diaria en Japón, pues nos venden estereotipos como la existencia de un sistema educativo muy estricto o un gran respeto de las tradiciones. No en vano, en algunos países como China ya se considera al manga como un arma de adoctrinamiento, y en este país ya se han publicado artículos sobre la presunta utilización del manga para reescribir la historia y tapar así los actos criminales cometidos por los japoneses en tiempos de guerra, algo que se realizaría con la intención de inculcar (en el artículo se hablaba literalmente de " infectar") a los niños chinos con los valores japoneses.
   
    Otro aspecto que resalta Bianca Bosker es el cosplay, al que califica como "fuente de material humorístico para los programas nocturnos ", puesto el público en general lo ha conocido más de esta forma que como una forma distinta de divertirse. Además, muchos de los aficionados al manga y el anime confiesan que a raiz de sus lecturas se han interesado por Japón, llegando incluso en algunos casos a aprender el idioma o ahorrar para visitar el país del manga.
   
    La autora del artículo finaliza con la siguiente reflexión:
    "Si el objetivo es capturar el voto de los jóvenes, Tokyo puede estar en ello. En la convención de Hong Kong, un grupo de chicos de 18 años vestidos como los personajes del videojuego Tenchu posaban para que les hiciesen fotos. Decían "¡Arigato!" a los fans, blandiendo sus puños y espadas. "¡Nos gusta Japón!" Pero, ¿Y a sus padres? "