Carteandonos con Maitena
La humorista está aprovechando su año sabático. Del otro lado del "Charco", en Uruguay, Maitena responde algunas preguntas salteadas y desordenadas, inspiradas en la salida de un nuevo libro con su nombre y sello, Superadas 3.
Humorista, relatora de los penares femeninos, intérprete de la cotidianeidad, observadora aguda... Maitena forma parte de la vida de todos los días de las argentinas, y de las italianas, y de las españolas, y de las griegas, y de...
Maitena, como las mujeres de su tira, se sintió alterada y, por eso, optó por dejar a un costado los lápices de colores y emprender un año sabático. No paró de dibujar -de hecho está trabajando en un nuevo proyecto didáctico- , pero, al menos por este año, la prioridad es no trabajar con la presión de cierre. Preocupada porque tanta exigencia le hiciera perder frescura, Maitena no le temió a salir de la vorágine. Más bien, parece sentirse aliviada.
Sin embargo, sus libros siguen apareciendo, y así llegó a las librerías Superadas 3, una nueva recopilación de los cuadritos unitarios que publica en el diario La Nación y en otros del mundo.
Sobre su libro, su inspiración, su chispa, sus libros, sus páginas de humor en el diario es que hablamos o nos escribimos-. A pesar de la tibieza de las conversaciones por correo (electrónico), Maitena brilla... sea cual sea el soporte de transmisión de sus ideas.
- ¿Qué sentís frente a la edición de cada libro nuevo? Debe ser extraño porque tus viñetas las viste nacer al público en el papel de diarios...
- La última serie, Curvas Peligrosas, la hice pensando al revés. Está hecha como un libro desde el vamos. La publicación semanal de las páginas fue como la de una novela por entregas. Yo sabía desde la primera historieta que eran dos libros de 70 páginas. Todas las dobles páginas están pensandas por color y estructura para que coincidieran. Y la temática, de alguna manera, intenta abarcar todo lo que quería decir, tratando de que no se me quedara nada afuera, porque al hacerlas también sabía que cuando las terminara iba a dejar de publicar en las revistas por un buen tiempo.
- ¿Cuál es la diferencia que sentís al ver publicadas tus piezas de humor gráfico en los periódicos y en un libro?
- Los diarios terminan envolviendo huevos, los libros quedan. De todas maneras, para mí el original de una página es el que sale en un medio, porque ese es el espíritu de la historieta de actualidad, la parte periodística de mi trabajo, que me gusta mucho y que, paradójicamente, es también de la que más cansada estoy. Son amores distintos y, sin duda, el libro es el amante ¿Será por eso que son tan lindos?
- ¿Tenés pensado preparar un nuevo trabajo exclusivamente para un libro, sin pasar antes por los diarios?
- Sí, estoy haciendo un manual didáctico, un manual para enseñar a hacer algo (por ahora el tema lo mantengo en reserva) y me estoy divirtiendo mucho. Podría ir publicándolo por entregas semanales... pero es justamente lo que me enloquece, la presión del cierre. Así que prefiero seguir haciéndolo como hasta ahora, al ritmo que sale, tarde lo que tarde... sin ningún apuro.
- ¿Cómo se siguen alimentando tus ideas?
- A veces hablo de algo que me pasa a mí, a veces de algo que les pasa a mis amigas, puede ser cualquier cosa: la celulitis, la soledad, la insatisfacción, la maternidad, la culpa, tu ex, tu mamá, tu cuñado, hasta reflexiones sobre la polilla que te come la ropa o las cosas que habría que preguntarle a un hombre antes de enamorarse de él. Una de las situaciones que más material me reporta es el encuentro con amigas. Después de una cena con las chicas siempre siento que tengo un yacimiento de temas de los que me gustaría hablar (¡si me los acuerdo al otro día!). Muchas de mis historietas se originan en los acontecimientos del día. Me gusta hablar de esas cosas que están tan cerca que no se ven.
- ¿Y cuáles son esas cosas que vos podés enfocar?
- El mal humor que da llamar a comer y que no vengan. Lo difícil que es sacarle el plástico a un DVD o por qué fingimos los orgasmos. Y, por supuesto, que siempre para Navidad escribo sobre las fiestas y para el día de la madre sobre las madres, porque mi trabajo sale en diarios y revistas y ese costado periodístico también me abre un abanico de temas enorme, que a veces tienen que ver con la actualidad o con las modas o con las conductas sociales. También me tomo licencias poéticas y hasta me doy permiso para ser un poco cursi. Aunque mi trabajo no es autobiográfico, en la serie Curvas Peligrosas hay dos ejemplos de autorreferencialidad absoluta. En el primero hice una pagina llamada El infierno de los fumadores donde hablaba de lo
difícil que era fumar en un mundo donde
- ¿Cuán difícil es adaptar tu forma de hacer humor para los distintos países para los que dibujás?
- Es que yo no adapto mi humor para los distintos países... Las páginas que aparecen en El País de Madrid, en La Stampa en Italia, o en diarios y revistas de otros 30 países, son las mismas que antes publico en Argentina. Cambian algunas palabras muy argentinas, para hacerlas comprensibles, pero nada más Y, sin embargo, a juzgar por lo que está ocurriendo, tienen el mismo efecto. Con lo cual he ratificado una vez más una vieja sospecha que tenía: las mujeres no somos todas iguales, pero nos pasan las mismas cosas. Yo pienso en argentino y escribo en argentino, no intento contarles a las españolas, a las griegas, o a las islandesas, cómo son ellas. Lo que sí me preocupa es tratar de dibujar cada vez mejor, porque siento que lo va a ver mucha gente y me da un poco de exigencia... Pero creo que eso es positivo, no así la exigencia de pensar que cada vez tengo que ser mejor humorista, que a veces me ataca y me paraliza, me hace perder un poco la frescura que tenía hace unos años, cuando era capaz de reírme de cualquier pavada sin pensar que era una pavada. La exigencia a veces sirve para crecer pero también es un arma de doble filo a la que le tengo bastante miedo.
Las historias de Maitena se leen en más de 30 idiomas (¡hasta en coreano!) pero, más allá de las diferencias culturales, todas las mujeres parecen reír igual: Las mujeres no somos todas iguales, pero nos pasan las mismas cosas, dice la autora al tiempo que asegura que no adapta su humor a los distintos mercados: Yo pienso en argentino y escribo en argentino.
Maitena, como las mujeres de su tira, se sintió alterada y, por eso, optó por dejar a un costado los lápices de colores y emprender un año sabático. No paró de dibujar -de hecho está trabajando en un nuevo proyecto didáctico- , pero, al menos por este año, la prioridad es no trabajar con la presión de cierre. Preocupada porque tanta exigencia le hiciera perder frescura, Maitena no le temió a salir de la vorágine. Más bien, parece sentirse aliviada.
Sin embargo, sus libros siguen apareciendo, y así llegó a las librerías Superadas 3, una nueva recopilación de los cuadritos unitarios que publica en el diario La Nación y en otros del mundo.
Sobre su libro, su inspiración, su chispa, sus libros, sus páginas de humor en el diario es que hablamos o nos escribimos-. A pesar de la tibieza de las conversaciones por correo (electrónico), Maitena brilla... sea cual sea el soporte de transmisión de sus ideas.
- ¿Qué sentís frente a la edición de cada libro nuevo? Debe ser extraño porque tus viñetas las viste nacer al público en el papel de diarios...
- La última serie, Curvas Peligrosas, la hice pensando al revés. Está hecha como un libro desde el vamos. La publicación semanal de las páginas fue como la de una novela por entregas. Yo sabía desde la primera historieta que eran dos libros de 70 páginas. Todas las dobles páginas están pensandas por color y estructura para que coincidieran. Y la temática, de alguna manera, intenta abarcar todo lo que quería decir, tratando de que no se me quedara nada afuera, porque al hacerlas también sabía que cuando las terminara iba a dejar de publicar en las revistas por un buen tiempo.
- ¿Cuál es la diferencia que sentís al ver publicadas tus piezas de humor gráfico en los periódicos y en un libro?
- Los diarios terminan envolviendo huevos, los libros quedan. De todas maneras, para mí el original de una página es el que sale en un medio, porque ese es el espíritu de la historieta de actualidad, la parte periodística de mi trabajo, que me gusta mucho y que, paradójicamente, es también de la que más cansada estoy. Son amores distintos y, sin duda, el libro es el amante ¿Será por eso que son tan lindos?
- ¿Tenés pensado preparar un nuevo trabajo exclusivamente para un libro, sin pasar antes por los diarios?
- Sí, estoy haciendo un manual didáctico, un manual para enseñar a hacer algo (por ahora el tema lo mantengo en reserva) y me estoy divirtiendo mucho. Podría ir publicándolo por entregas semanales... pero es justamente lo que me enloquece, la presión del cierre. Así que prefiero seguir haciéndolo como hasta ahora, al ritmo que sale, tarde lo que tarde... sin ningún apuro.
- ¿Cómo se siguen alimentando tus ideas?
- A veces hablo de algo que me pasa a mí, a veces de algo que les pasa a mis amigas, puede ser cualquier cosa: la celulitis, la soledad, la insatisfacción, la maternidad, la culpa, tu ex, tu mamá, tu cuñado, hasta reflexiones sobre la polilla que te come la ropa o las cosas que habría que preguntarle a un hombre antes de enamorarse de él. Una de las situaciones que más material me reporta es el encuentro con amigas. Después de una cena con las chicas siempre siento que tengo un yacimiento de temas de los que me gustaría hablar (¡si me los acuerdo al otro día!). Muchas de mis historietas se originan en los acontecimientos del día. Me gusta hablar de esas cosas que están tan cerca que no se ven.
- ¿Y cuáles son esas cosas que vos podés enfocar?
- El mal humor que da llamar a comer y que no vengan. Lo difícil que es sacarle el plástico a un DVD o por qué fingimos los orgasmos. Y, por supuesto, que siempre para Navidad escribo sobre las fiestas y para el día de la madre sobre las madres, porque mi trabajo sale en diarios y revistas y ese costado periodístico también me abre un abanico de temas enorme, que a veces tienen que ver con la actualidad o con las modas o con las conductas sociales. También me tomo licencias poéticas y hasta me doy permiso para ser un poco cursi. Aunque mi trabajo no es autobiográfico, en la serie Curvas Peligrosas hay dos ejemplos de autorreferencialidad absoluta. En el primero hice una pagina llamada El infierno de los fumadores donde hablaba de lo
difícil que era fumar en un mundo donde
ya no se permite hacerlo en ningún lado; y en el segundo libro, dos años más tarde, aparece la historieta Dejar de fumar, que escribí cuando finalmente dejé de fumar, hace más de un año. Y la autenticidad que transmitía esa pagina le dio algo especial, y varias personas me comentaron que le había servido de ayuda para decidirse a dejar de fumar. Me pareció muy halagador.
- ¿Cuán difícil es adaptar tu forma de hacer humor para los distintos países para los que dibujás?
- Es que yo no adapto mi humor para los distintos países... Las páginas que aparecen en El País de Madrid, en La Stampa en Italia, o en diarios y revistas de otros 30 países, son las mismas que antes publico en Argentina. Cambian algunas palabras muy argentinas, para hacerlas comprensibles, pero nada más Y, sin embargo, a juzgar por lo que está ocurriendo, tienen el mismo efecto. Con lo cual he ratificado una vez más una vieja sospecha que tenía: las mujeres no somos todas iguales, pero nos pasan las mismas cosas. Yo pienso en argentino y escribo en argentino, no intento contarles a las españolas, a las griegas, o a las islandesas, cómo son ellas. Lo que sí me preocupa es tratar de dibujar cada vez mejor, porque siento que lo va a ver mucha gente y me da un poco de exigencia... Pero creo que eso es positivo, no así la exigencia de pensar que cada vez tengo que ser mejor humorista, que a veces me ataca y me paraliza, me hace perder un poco la frescura que tenía hace unos años, cuando era capaz de reírme de cualquier pavada sin pensar que era una pavada. La exigencia a veces sirve para crecer pero también es un arma de doble filo a la que le tengo bastante miedo.
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