Exposición de arte

domingo, septiembre 17, 2006

Homenaje a Faruk

En homenaje a Faruk, les envio esta nota que aparece en historieteca
 

Los personajes de Faruk


El autor Marcelo Oliveri propone un recorrido por la obra de Jorge Palacio, o Faruk, humorista e historietista, hijo de Lino Palacio.

Una galería que presenta sus personajes, historia y tiras: Cicuta, Chicato, Naufrasio, Vendetutti, Cerebrino y tantos otros.

Faruk

Nací en la ciudad de Buenos Aires, República Argentina, el mejor país del mundo, más exactamente en el departamento "D" contrafrente de un segundo piso ubicado en la Avenida Callao 1405, donde justamente se corta la calle Pacheco de Melo.

El acontecimiento se produjo a las 2:35 de la madrugada del viernes 4 de febrero, cuando la columna mercurial indicaba 34 grados y el diario Última Hora pronosticaba posibilidad de chaparrones aislados, cosa que no se cumplió, como es de costumbre.

De lo único que no me acuerdo es del año. Desde primero inferior hasta que me recibí de bachiller pasé por nueve colegios, Del único que no me echaron fue del último.

Quise estudiar para arquitecto, pero deseché la idea cuando miré a mi alrededor y vi que todas las casas ya estaban hechas.

A partir de 1945 empecé mi carrera como profesional, dibujando en todas las revistas y diarios del país, menos en el semanario El huevo frito, y eso porque dicho semanario jamás se publicó.

Mi frase preferida es "La Demo bien entendida empieza por Cracia".

Y mi plato favorito son las mollejas al verdeo con dulce de leche.

Nada más por hoy.

Faruk en 1949

Faruk en 2004

 

Este libro de Jorge Palacio Faruk encuadra en la riquísima tradición del humor periodístico argentino que comienza, tal vez, con el padre Castañeda y alcanza su cenit a fines del siglo XIX y comienzos del XX con la pléyade de revistas en la que tantos costumbristas y dibujantes afilaban sus lápices y su talento. En realidad el costumbrismo argentino tiene una marcada tendencia a lo humorístico y el humor gráfico busca su inspiración en las costumbres de la vida cotidiana. Faruk se incluye, por derecho propio, en la nómina de los más exitosos humoristas gráficos y honra el apellido ilustre que heredó de su padre el inmortal Lino Palacio. A la visión un tanto socarrona de la realidad que lo circunda, a la observación a veces aparentemente despiadada paro siempre tierna y generosa de los personajes, al esguince ingenioso, a la travesura y a la mordacidad un tanto candorosa, suma lo que no debe faltarle a nadie que haya elegido el oficio envidiable y maravilloso al que se ha entregado: la alegría de vivir. La materia prima del humor puede ser diversa y desigual, pero el producto es siempre el único posible, la comodidad de seguir viviendo. Entre el acoso de las dificultades propias de la faena de vivir, entre la fatiga, el hastío, el desgano, la impaciencia y la acechanza perseverante del desencanto, el humor intercala un paréntesis reconfortante como el de los oasis en el desierto. Y no es que encontremos allí a Faruk esperándonos; él nos conduce a esos remansos donde es como si de pronto fueran resucitando el optimismo y la ilusión.

El humor político inspiró a aquellos periodistas que para su felicidad y la nuestra no separaban al periodismo de la literatura; que escribían cada una de sus páginas dedicadas a revistas y periódicos siempre efímeros como si lo estuvieran haciendo para volúmenes duraderos. Pero su obra no se agotaba en ese humor sino que hurgaban en la mismísima alma humana buscando la oportunidad de una sonrisa que sólo podrían encontrar la comprensión y la tolerancia. En un humorista hay siempre un observador, pero nunca falta un filósofo, y al usar esta palabra no pensamos ni en el maestro que quiere enseñar ni en el juez que quiere juzgar, sino en el indagador de las razones últimas de cada uno de los actos y de las reacciones de la gente. Nada de eso falta en Faruk. Sus comics nos hacen sonreír porque el sonríe y nos hacen pensar porque el piensa. Y cada uno de sus personajes salidos de su lápiz y lanzados a vivir todos los días se convierten en compañeros del lector, que se ve reflejado en ellos y que por eso mismo se siente feliz en su compañía. Los personajes de Faruk como los de su padre no son sino estilizaciones de la realidad; no vienen de mundos lejanos, no son engendros oníricos. Pasan todos los días a nuestro lado mezclados en la multitud. No los advertimos , a veces ni siquiera imaginamos su existencia, hasta que el humorista nos lo señala en un gesto divertido. Algunos de eso personajes filosofan, es decir sus creadores filosofan a través de ellos. Pueden ser niños prodigios o insectos parlantes. Saben hacerse escuchar y sus ideas son generadoras de otras que poquísimas veces llevan a la controversia. El humor de Lino Palacio y el de su hijo Faruk es más sencillo, muestra como con lupa nuestras actitudes, nuestros tics, pero piadosamente se los adjudican a personajes paradigmáticos y los ofrecen reflejados como en uno de esos espejos que aumentan la realidad.

Faruk es algo más que un dibujante pero siempre es un humorista, es decir alguien que busca el lado divertido de las cosas, y también es siempre un escritor. Ha escrito mucho para el periodismo gráfico, para la radiofonía, para la televisión, para la publicidad y para el teatro. Es hombre de muchas destrezas que sin embargo da la imagen de un hombre modesto, como indeciso, al que hay que saber buscarle la sonrisa pícara y la mirada sagaz. Figuras importantes de los medios audiovisuales lo llevaron a colaborar en sus espacios: Héctor Larrea, Antonio Carrizo, y distinguidos artistas de la escena reclamaron sus libretos: Beba Bidart, Jorge Luz, Juan Carlos Calabró, Marcos Zucker y Mario Sapag, entre otros muchísimos. Es extensísimo el número de los guiones que escribió para la televisión, el de las películas comerciales que dirigió, el de las canciones que escribió. Y también fue autor teatral premiado una y otra vez.

Este libro quiere reflejar la trayectoria de Faruk considerado, en 1961, como el mejor dibujante de humor político en la Argentina. Argentores lo convocó durante más de 10 años como miembro de su junta directiva y la Acodemia Porteña del Lunfardo lo llevó a uno de sus sillones, el que ostenta el nombre glorioso de Ángel G. Villordo. También es Académico Titular de la Academia Nacional del Tango.

Marcelo H. Oliveri

Cicuta

Chicato

Mordisquito

2 Comments:

  • Grandes personajes... No le conocía, pero me gusta saber que hay hombres capaces de esto, así pienso que yo también podría.

    By Blogger elvenbyte, at 7:46 a. m.  

  • Claro que si que vas poder
    Una de las inteciones de la página es esa hacer conocer a los artista del comic y sus creaciones

    Jorge Vilá

    By Blogger Jorge Vila, at 5:45 p. m.  

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